No te dejes engañar, no hay nada destruido en absoluto. El nombre que elegí proviene de una anécdota de hace algún tiempo cuando, durante la renovación, mi sobrino de 3 años se impresionó con las herramientas y escombros de construcción y decidió dar este apodo a mi casa. En realidad, se trata de una encantadora villa de campo, muy cómoda, aislada del ruido y el tráfico del centro, y desde la cual, sin embargo, se puede llegar al mar y a los principales servicios en 5/10 minutos. Todas las habitaciones tienen baño privado y aire acondicionado, porche y estacionamiento privado, y se ofrece la posibilidad, con reserva previa, de utilizar la cocina y la barbacoa exteriores. Desayuno abundante y variado, amabilidad, cortesía y máxima disponibilidad. ¿Debo agregar algo más?